La noticia ha saltado en todos los medios de comunicación italianos: prensa, televisión, radio; coincidiendo en definir esta campaña de vendimia como: “La peor vendimia desde la Posguerra”.
Los datos que argumentan este titular son: mientras que en 2016 la producción fue de 54 millones de hectolitros, la estimación para este año es de aproximadamente 40 millones, una disminución del 25% con respecto al año pasado.
Sin duda, los factores climáticos han perjudicado el desarrollo de una buena vendimia: las heladas del mes de abril y posteriormente, la pertinaz sequía. Los viñedos más afectados son los que no han recibido aportes extraordinarios de agua por riego, haciendo que su fruto se haya secado en la planta. En otros viñedos, donde la uva no se había secado, la cosecha se ha efectuado con antelación; y en los casos más graves, ni se ha vendimiado.
Las zonas más afectadas han sido Lazio y Umbria, aunque la situación en Toscana, Emilia Romagna, Veneto, Lombardía y Sicilia no ha sido mucho mejor. Precisamente, en Sicilia se han producido casos en que la uva, demasiado agotada por la deshidratación, no se ha podido cosechar.
En Trentino, las circunstancias han sido menos críticas: la condición climática no ha damnificado los viñedos, y los tratamientos biológicos realizados regularmente han mantenido la uva sana. Se augura un buen futuro para la producción de vino biológico, gracias al auge de plantación de viñedos orgánicos que se produjo el año pasado y que se están revelando como una alternativa seria y válida para alcanzar nuevos mercados. Al fin y al cabo, la facturación vinícola representa más del 9% del sector alimentario.
Mientras tanto en otros países…. no se supera el descalabro de la vendimia italiana.En Francia, la producción será de 37 millones de hectólitros, aproximadamente; y en España, se baraja un descenso en la producción del 12% con respecto a las cifras del año pasado. En contraposición a esta situación, sorprenden los datos de producción de Portugal que desvelan un aumento del 10% en esta campaña de vendimia, y de Austria, donde se espera un incremento del 6% con respecto a 2016. Por lo que concierne a la competencia mundial, los datos de producción reflejan tendencias positivas: Australia ha registrado un crecimiento del 5%, Suráfrica del 1,4%, Argentina del 10%, destacando la región de Mendoza que alcanza un 50% más que el año anterior.
Todo ello pone en evidencia la importancia del cambio climático y los graves daños que causan al medio ambiente y a los productos de la tierra.
Algunos especialistas sostienen que para hacer frente a las amenazas climáticas es necesario dirigir todo el esfuerzo al cuidado de la viña, equipándose con instrumentos que puedan paliar los daños ocasionados en periodos de calor tórrido e instalando sistemas de riego en los viñedos.
Otra medida fundamental, es preservar la fertilidad del suelo y, consecuentemente, la biodiversidad, por ejemplo con cultivos de cobertura en la viña. La hierba, de hecho puede prevenir la degradación del terreno y proteger los recursos hídricos; además contribuye al mantenimiento de la sustancia orgánica y al desarrollo de una actividad microbiológica eficaz. Una vid sana será más fuerte y resistente, y por lo tanto será capaz de enfrentarse a condiciones climáticas extremas, como las que han caracterizado este año.
Expertos del sector, entre ellos Coldiretti, afirman que la calidad de esta vendimia es buena, aunque han percibido en los vinos tintos un aumento anómalo de acidez, azúcares y taninos.
De tal observación, se desprende que será necesario corregir estos defectos con los equipos apropiados presentes en el mercado. En este sentido, PERMEARE, con su Tecnología de Vanguardia, asegura un tratamiento eficaz y sin riesgos para el producto y el operador. ¡En resumen, será un año para verdaderos enólogos!